jueves, 22 de septiembre de 2011

La Marquesa de O, de Eric Rohmer, modelo de mujer basado en “La educación de Sofía”, de J. J. Rousseau

La “Marquesa de O”, de Eric Rohmer, ambientada en el norte de Italia durante los últimos años del s. XVIII, además de ser una película estupenda, puede ser muy ilustrativa para algunos de los temas que hemos tratado en este blog .

La película se basa en un relato corto de Heinrich Von Kleist, escritor alemán que vivió entre 1777 y 1811, años marcados por la revolución francesa y la expansión napoleónica, muy interesado en la filosofía de su época.

La línea argumental sigue fielmente la de Von Kleist, respetando incluso algunos de los diálogos. La ambientación está basada en cuadros de la época. Al final del post comentaré algunos aspectos más cinematográficos del film.

Respecto a su relación con la problemática feminista, el más obvio, claro, es el argumento: La joven marquesa, viuda, está a punto de ser violada durante un asedio de las tropas rusas pero la salva un caballeroso oficial, conde, por más señas. El Conde reaparece unas semanas más tarde con una inesperada propuesta de matrimonio y la marquesa le pide un tiempo de reflexión. Poco después, queda asombrada al comprender que está embarazada. El padre de la marquesa, con el que vive desde su viudez, la repudia y la expulsa de la casa familiar, amenazando incluso con retirarle la custodia de dos hijas de su anterior matrimonio…

Pero no vamos a entrar mucho en ello (violencia sexual, abusos, exigencia de una conducta “decorosa”, expulsión de la vida familiar y social de las descarriadas, tutelaje de por vida de las mujeres por el padre o el marido, etc.), simplemente señalarlos. En realidad, tanto Von Kleist como Rohmer no conceden mucha importancia a esos detalles, y, si veis la película, comprobaréis que les interesan mucho más temas como la dialéctica entre la razón y los sentidos, el ser y el aparentar, los ideales y los actos, la culpa y el perdón, los impulsos y el dominio de sí, el rol escogido frente al rol programado, etc. Es decir, que las “circunstancias” concretas (en este caso, la violencia contra una mujer, tanto contra su cuerpo como contra sus derechos como contra su forma de vida) son para ambos autores un pretexto que les sirve para reflexionar sobre otras cosas. La violencia contra la mujer, en sí misma, es absolutamente “transparente” para ambos, en el sentido de que “no la ven”.

Porque hay otro aspecto que puede interesarnos. Y es quién es esa Marquesa de O, cómo es, a qué dedica su tiempo, qué le interesa, cómo se siente frente a lo que le sucede, cuál es la relación con sus padres, qué rol asume.

La película nos muestra a una mujer pura, recatada, bien conformada físicamente, incluso bella, con buena salud (se hace varias veces referencias a ello), dedicada a sus “labores” (coser, bordar, leer, pintar) y, sobre todo, a sus dos hijitas pequeñas. Comprendemos que es alegre, discreta, afectuosa, respetuosa con sus padres, obediente. Se la ve capaz y atinada, pero deja sus asuntos en manos de su padre, tanto en lo que se refiere a la toma de decisiones que afectan a su vida como a la administración de las propiedades que le dejó su difunto marido.

Cuando el padre la echa de casa, se retira a un marco idílico, donde sus hijas juegan entre flores y son felices, mientras ella decide dedicarse por entero a su educación. Lo único que le preocupa es la mancha de ignominia que sufrirá su hijo inocente, y eso es lo que la motiva a proponer matrimonio al desconocido progenitor mediante un anuncio en la gaceta local (ese anuncio, un escándalo en la pequeña sociedad provinciana, es el verdadero leit motiv del relato de Von Kleist).

La Marquesa es un verdadero mirlo blanco. ¿A que sí? No tiene ni un defecto. Todo en ella es cómodo y agradable.

Y entonces recordé que el famoso “Emilio, o la educación”, de Jean Jacques Rousseau, tiene un amplísimo apartado dedicado a Sofía. Sofía es el paradigma de mujer y Rousseau dedica mucho tiempo a decir cuáles deben sus virtudes (físicas, morales, intelectuales, etc.), cómo debe comportarse como niña, como casada o como soltera, sobre qué debe educarse, qué puede esperar de un hombre y qué debe exigirle, etc..

Cultivar en la mujer las cualidades del hombre, y descuidar las que les son propias, es trabajar en detrimento suyo (…).Hacedme caso, madres juiciosas; no hagáis a vuestra hija un hombre de bien, que es desmentir a la naturaleza; hacedla mujer de bien, y así podréis estar segura de que será útil para nosotros y para sí misma. (…).

¿Se puede deducir de todo lo expuesto que debe ser educada en la ignorancia de todas las cosas y limitada únicamente a las funciones caseras? ¿El hombre debe hacer de su compañera una sirvienta? ¿Le debe impedir que sienta y conozca nada con el fin de poderla esclavizar mejor? ¿Hará de ella una autómata? Sin duda que no; la naturaleza no lo ha dicho así; y si las ha dotado de una tan agradable y delicada inteligencia, quiere que piensen, juzguen, amen, conozcan y cultiven su entendimiento como su figura, que son las armas que les da para suplir la fuerza que les falta y dirigir la nuestra. Deben aprender muchas cosas, pero sólo las que es conveniente que sepan.

Por ley natural, las mujeres, tanto por sí como por sus hijos, están a merced de los hombres, y no es suficiente que sean apreciables, es indispensable que sean amadas; no les basta con ser hermosas, es preciso que agraden; no tienen bastante con ser honestas, es necesario que sean tenidas por tales; su honra no solamente se cifra en su conducta, sino en su reputación, y no es posible que la que consiente en pasar por indigna pueda nunca ser honesta …

(…) los hombres dependen de las mujeres por sus deseos y las mujeres dependen de los hombres por sus deseos y sus necesidades. Nosotros, sin ellas, subsistiríamos mejor que ellas sin nosotros. Para que posean lo que necesitan en su estado, es preciso que se lo demos, que se lo queramos dar, que las reputemos dignas; depende así de nuestros afectos, del precio que pongamos a su mérito, del caso que hagamos de sus encantos y sus virtudes... (
)



Las ideas de Rousseau sobre la educación tuvieron un gran impacto en las élites cultas de la época y sus efectos en la educación femenina han durado casi hasta nuestros días. Rousseau murió en 1778, un año después de que naciera el autor de “La Marquesa de O”. Heinrich Von Kleist fue un gran estudioso de la filosofía y está acreditado su gran interés por Rousseau. También Rohmer ha hecho referencias a Rousseau en varias de sus películas.

En todo caso, la Marquesa de O tiene todas las virtudes que Rousseau desea para las mujeres. No sólo ella, también su madre, que aunque obedece al marido procura “reconducirle” al sentido común cuando resulta demasiado estricto, o las hijitas de las marquesa que juegan con florecillas y hacen sus primeros ejercicios de caligrafía, o la comadrona que aconseja con solvencia a la protagonista…

En agradar al hombre, les va la vida. En ser “amables” y, por lo tanto, susceptibles de ser amadas.

La película de Rohmer

Me interesó mucho esta película, ambientada en los últimos años del s. XVIII o principios del XIX. Las primeras escenas me parecieron aburridas, pero enseguida me llamó la atención la ambientación, que me recordaba mucho cuadros neoclásicos de David, Ingress, etc. Sobre todo uno, de Henry Füssli titulado "El íncubo" o “La pesadilla, y que le da juego al director para una elipsis maravillosa.





Luego me enteré de que Rohmer quiso recrear los personajes, utillajes, actividades y espacios en base a pinturas y esculturas contemporáneas a la época, y que incluso intentó recrear los movimientos de los actores partiendo de las posturas de la gente en esas obras de arte. La maravillosa fotografía de Nestor Almendros está al servicio de esa puesta en escena, dotándola de una credibilidad impresionante.

Rohmer también explicó que, en la medida de lo posible, en los diálogos había utilizado el lenguaje original de la novela, puesto que no se sentía capaz de “traducirlo” al lenguaje actual sin que se perdiera la naturaleza de los personajes.

Hay un “arcaísmo” aparente, porque en ocasiones el director recurre al fundido y a los carteles, como en el cine mudo, para representar el transcurso del tiempo o para explicar mejor lo que sucede. Palabra, imagen, movimiento, en estado puro.

Es una lección de “cine”, que he disfrutado.

domingo, 20 de septiembre de 2009

¡La culpa es de ellas!

"Ha pasado lo que ya se veía desde hace tiempo que iba a pasar, más que nada por la gente con la que se juntaba".


Así termina este artículo que publica hoy "El País", y donde nos cuentan el brutal asesinato de una chica de 16 años.

La moraleja de la vecindona: Ha pasado lo que tenía que pasar. Se veía venir, con esas amistades...

Como si hubiéramos retrocedido treinta años, cuando los jueces consideraban un atenuante de la violación el hecho de que la víctima vistiera minifalda. ¡Si es que van provocando! ¡Si es que se lo van buscando!

De nada vale la evidencia: entre las matadas por violencia sexual hay niñas de cinco años, de doce, de catorce...Hay adolescente, jóvenes, maduras... Ellas se lo fueron buscando.

No hay perfil de la mujer asaltada, violada y matada. Lo único que tienen en común es que en ese momento estaban solas e indefensas y cayeron víctimas de un asesino o varios, porque a veces actúan en grupo.

Comentarios como ése hacen recaer la culpa en la víctima. El asesino les quita la vida y la sociedad les quitamos la honra, el crédito, el reconocimiento de sus valores como persona.

¡Que lástima que un medio de comunicación como "El País" se preste a esta cosas y trate con tanto amarillismo esta desgracia!

Este año ya han muerto 55 mujeres por violencia de género.


sábado, 27 de junio de 2009

Violencia de género y sociedad
MARGARITA MARÍA PINTOS 27/06/2009

La violencia contra una mujer no debe dolerle sólo a ella, sino a toda la sociedad. Todos habríamos hecho lo mismo. No se puede tolerar que estos desalmados actúen al margen de la ética, que es nuestro patrimonio". Así se expresó, por boca de su esposa, al recibir la medalla de oro de la Universidad Camilo José Cela, el profesor Jesús Neira, salvajemente agredido cuando salió en defensa de una mujer golpeada por su novio.

¿Es verdad que la violencia contra las mujeres duele a toda la sociedad? ¿En una situación similar a la del profesor Neira, todos habríamos hecho lo mismo? La persistencia de la violencia de género y la insensibilidad de la sociedad ante ella, como demuestra la falta de gestos colectivos de repulsa, apuntan a una respuesta negativa.

"Cada tres minutos, una mujer es golpeada. / Cada diez minutos, una muchachita es acosada... / Cada día aparecen en callejones, / en sus lechos, / en el rellano de la escalera, cuerpos de mujeres". Esto escribía hace casi cuatro décadas la poetisa afroamericana Ntozake Shange. Hoy la situación ha empeorado y el martirologio de género crece vertiginosamente. Según el Ministerio de Igualdad, en España a lo largo de 2008 fueron asesinadas por sus parejas 70 mujeres, a las que hay que sumar 30 más este año. Estudios recientes sobre la violencia de género demuestran que la mayoría de asesinatos de mujeres se producen en la propia casa a manos de los varones con los que conviven o han convivido.

Ésta es la forma extrema de violencia de género, pero hay otras muchas que sufren las mujeres: abusos sexuales en las escuelas, parroquias, seminarios, familias y lugares de trabajo; turismo sexual en Asia, África y América Latina; mutilación de órganos genitales; lapidaciones bajo la acusación de infidelidad o adulterio; violaciones específicamente sexuales de los derechos humanos; agresiones y penas de muerte a lesbianas; prostitución forzada y prostitución de niños y niñas; violaciones colectivas en tiempos de guerra; violaciones dentro del matrimonio y durante el noviazgo; trabajo doméstico agotador; explotación de las "empleadas de hogar"; condiciones inhumanas en que viven las mujeres inmigrantes; prácticas sexuales sadomasoquistas; agresiones físicas y psíquicas; contagio del sida por los propios esposos o compañeros; asesinatos en serie; infanticidio femenino; abusos sexuales con enfermas mentales, etcétera. A todas ellas hay que sumar otras formas de violencia económica y cultural en la sociedad, en los medios de comunicación y en la publicidad.

La violencia de género no responde a un comportamiento aislado o perverso, propio de unos cuantos varones desalmados que actúan por maldad o a quienes se les cruzan los cables y en un momento de arrebato se les va la mano y golpean brutalmente a las mujeres hasta asesinarlas. Ésa es la imagen que un patriarcado supuestamente benévolo quiere transmitir a la sociedad y que ha conseguido instalarse en el imaginario social como explicación psicológica. Pero las cosas son muy distintas. La violencia contra las mujeres es estructuralmente normativa y debe entenderse y analizarse en términos sistémicos. Es el instrumento -el arma, mejor- habitual del patriarcado para mantener el poder y ejercerlo despóticamente sobre las personas que considera inferiores: las mujeres, las niñas y los niños. "La violencia contra las mujeres constituye el núcleo esencial de la opresión kiriarquica", afirma la teóloga Elisabeth Schüssler Fiorenza, que entiende el kiriarcado como el gobierno del emperador/señor/amor/padre/esposo sobre sus subordinados. Esa violencia no es sólo física; comprende también "la construcción cultural y religiosa de unos cuerpos femeninos dóciles y de unas personalidades femeninas sumisas".

Esta idea es compartida por Joanne Carlson Brown, ordenada ministra de la Iglesia Metodista Unida y editora de la obra Cristianismo, Patriarcado y Abuso: una crítica feminista, para quien la violencia y los abusos sexuales son los principales instrumentos del patriarcado en apoyo del dominio de los hombres sobre las mujeres. Lo más grave y preocupante es que en este juego de poderes el cristianismo -al menos la mayoría de sus dirigentes y de sus teólogos- apoya a una de las partes, y no precisamente a la más vulnerable.

El patriarcado no actúa en solitario, sino en complicidad con otros poderes y modelos opresores de organización, como el racial, el económico, el político, el militar, el religioso y el homofóbico. El patriarcado tiene un pacto, expreso o tácito, con todos ellos. Su actuación conjunta da como resultado la sumisión de las mujeres a la lógica de los varones, su invisibilidad social, política y religiosa, su negación como sujeto y, en algunos casos, su desaparición física, como las siete mujeres que fueron asesinadas el año pasado a tiros en Chechenia por no someterse a la rígida moral islámica.

El feminismo, una de las pocas revoluciones incruentas de la historia, provoca en el patriarcado una reacción violenta insospechada e inesperada, a veces legitimada por la jerarquía eclesiástica, que considera la "teoría de género" como una "revolución insidiosa" (monseñor Cañizares) y la "revolución sexual" una de las responsables del "alarmante aumento de la violencia doméstica, abusos y violencias sexuales de todo tipo, incluso de menores en la misma familia" (Directorio de la Pastoral Familiar de la Iglesia en España, aprobado en la LXXXI Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal española el 21 de noviembre de 2003).

Más grave aún, el cardenal Cañizares, tras pedir perdón por la violencia sexual contra menores en las escuelas irlandesas durante varias décadas, relativiza la gravedad de esos abusos en comparación con el aborto. ¡Qué irracionalidad! Pero la irracionalidad episcopal llega a extremos difícilmente superables en el caso de Alfa y Omega, semanario de la Archidiócesis de Madrid, que llega a afirmar: "Cuando se banaliza el sexo, se disocia de la procreación y se desvincula del matrimonio, deja de tener sentido la consideración de la violación como delito penal" (sic). ¡Toda una legitimación "religiosa" de la violación y una gravísima agresión contra las personas violadas, que denunciamos y consideramos un verdadero delito! ¿Compartirán todos los obispos estas afirmaciones tan inmisericordes firmadas por Ricardo Benjumea, redactor jefe del "semanario católico de información" citado?

En las religiones existen modelos de dominación patriarcal que llevan a aceptar y legitimar la autoridad injusta y a influir negativamente en experiencias vitales como el amor, el cuerpo, el placer, la espiritualidad y lo sagrado, y justifican el sufrimiento de las mujeres apelando a su sentido redentor. Esos modelos de dominación no sólo no fomentan el placer, sino que lo asocian con el egoísmo. Peor aún, infligen en las mujeres dolor, al que reconocen sentido redentor y, en el caso del cristianismo, ponen como ejemplo a imitar los sufrimientos de Cristo y de los mártires.

En su obra Placer sagrado (Cuatro Vientos, Santiago de Chile, 1998), Riane Eisler distingue dos formas de estructurar las relaciones humanas: la solidaria o gilámica y la androcrática o dominadora. En cada modelo se establecen unas relaciones entre sexo, poder y amor, así como entre dolor, placer y sagrado. El primero sitúa a los hombres junto a las mujeres, a los gobernantes al servicio de los súbditos y al ser humano en comunicación simétrica con la naturaleza. Eisler demuestra desde la arqueología, el arte, el folclor y la mitología, que la dirección original en la estructuración de las relaciones humanas fue el modelo solidario y que posteriormente se produjo un vuelco cultural a favor del modelo androcrático. Creemos que para luchar contra la violencia de género es necesario volver al modelo gilámico de relaciones humanas, que debe estructurarse en torno a la solidaridad y que considera el placer "sagrado".

Este artículo está firmado por Margarita María Pintos y Juan José Tamayo, teólogos.



Fuente: "El País".

martes, 28 de abril de 2009

CREADORAS DEL SIGLO XX

Ese es el título de una exposición que visité hoy y que incluye pinturas, fotografías y esculturas realizadas por mujeres en el siglo XX.

Allí estaban -y cito de memoria porque el programa de la exposición no contiene la relación de autoras- Maria Blanchard, Maruja Mallo, Ouke Lele, Cristina García Rodero, Gisele Freund y muchas otras artistas, de los años 20 hasta finales de siglo.


La exposición, en sí misma, me hubiera resultado interesante, independientemente de que los/las artistas fueran hombres o mujeres. El arte -creo- está por encima del sexo, de la raza, de la cultura, del tiempo. Por eso es arte.

¿Qué sentido tiene, entonces, una exposición exclusivamente femenina? ¿Se trata de que vamos a imponer ahora un "segregacionismo" en las salas de exposiciones, como el que quieren imponer los del OPUS en la enseñanza: los niños por una lado, las niñas por otro, y queremos exposiciones exclusivamente femeninas?

No. No es eso. La exposición "Creadoras del siglo XX" tiene un valor porque hace un recuento imprescindible, tras siglos en que la creación femenina fue sistemáticamente marginada.

En el programa de la exposición se habla de las dificultades que tuvieron las mujeres para desarrollar su capacidad de expresión artística, las trabas incluso legales que se imponían, el encasillamiento en temas "femeninos", etc.

Yo aún diría más: No sólo es que no se impulsara esa faceta de la mujer, o que se marginara, o que se postergara, o que se devaluara... Es que, cuando a pesar de todo lograba manifestarse, había apropiación o adjudicación indebida de la obra: Mujeres que firmaban con el nombre de sus padres o maridos para tener salida en el mercado. Casos en que, aunque la artista "triunfaba" en vida, su obra era arrinconada tras su muerte, o directamente destruida... Y casos en los que, además de darse todo lo anterior, la artista tenía que pagar un alto precio por su decisión de querer "ser" y no sólo "estar". Como ejemplo cito a la gran Artemisia Gentileschi, víctima del sexismo hasta extremos terribles. Se conserva parte de las actas del proceso en que ella acusó de violación a un discípulo de su padre. El tribunal condenó al agresor a una pena leve. Ella cayó en el descrédito y sufrió las consecuencias toda su vida. (Por cierto, que hay una desafortunada película de Agnés Merlet sobre esta mujer, que abunda en la inocencia del agresor).

Bienvenida, entonces, exposiciones como ésta. Son necesarias para que las mujeres recuperemos algo imprescindible: La visibilidad. Estamos aquí y hemos estado siempre. Somos. Hemos sido. Seremos.

domingo, 19 de abril de 2009

¡PELIGROS DE LA MUJER AUTOCOMPLACIENTE!

Os dejo aquí una entrada que me ha envíado Los Viajes que no hice para su publicación en este blog:




La 'arriesgada' masturbación femenina


Vía
el ventano de qaesar el 14/04/09.



El sexo trae de cabeza a todas las religiones, aunque el Islam suele ser el más obsesionado cuando cuando se trata de la mujer. Esta vez ha sido el Sheik sunnita Yousuf Al-Qaradhawi quien ha hablado en el canal Qatar TV sobre los peligros a los que se enfrenta la mujer que osa disfrutar con su cuerpo a solas.


"La masturbación femenina es más arriesgada que la masturbación masculina. La masturbación en el hombre no es tan arriesgada. A veces la mujer se mete los dedos, o incluso objetos que pueden ser peligrosos. Especialmente dado que el himen es tan sensible, y jugar con él podría rasgarlo. Esto puede exponer a la mujer ante graves acusaciones. Ella podría defenderse diciendo esto o aquello, pero no será creída. Ellos pensarán que la mujer habrá debido tener relaciones prohibidas con algunos chicos. De esta forma, la mujer queda expuesta ante acusaciones de fornicación, podría ser acusada de fornicación.


Atraerá así una gran desgracia sobre ella y sobre su familia. Será un desastre. Algunos cercanos podrían incluso matarla. Porque algunos no se detienen en las fronteras de la ley religiosa. Conducidos por la envidia y la rabia podrían cometer el crimen de matar a la mujer. Obviamente, ese crimen está prohibido y sería un grave pecado. Incluso si ha fornicado, una mujer no merece ser asesinada. Como mucho, debería ser azotada, si confiesa cuatro veces o hay testigos. Así que no recomiendo a ninguna mujer a que se exponga a esto.



Una mujer debe ser paciente. Las cosas que le sirven de tentación, siento decirlo, son las que unas se enseñan a otras. Una le cuenta a la otra, «he hecho esto y eso» o «he visto una película donde hacen esto y lo otro». Algunos canales de televisión, especialmente los europeos, muestran actos sexuales grotescos, inaceptables según nuestras normas, nuestros valores morales y nuestras leyes religiosas. Rechazamos esas cosas. Esas películas nudistas escandalosas.



Nuestras mujeres podrían aprender cosas de esa gente. Una mujer musulmana debe comprometerse a lo que su Dios ha decretado. Debe cuidarse, rezar, temer a Dios, mantenerse ocupada. Puede leer un bonito libro, hacer las tareas de casa, unirse a la caridad, perder en suma su tiempo haciendo cosas que le sean útiles, en este mundo y en el mundo que va a venir. En lugar de obsesionarse por satisfacer sus impulsos, especialmente de una forma prohibida por su ley religiosa"
.



Claro, claro... Ciertas manipulaciones pueden llevar al "desprecintado" accidental del producto. Lo que acarrearía la entrega de "material defectuoso" a su legítimo dueño y señor. Y aunque esa falta de "calidad" sólo debería llevar aparejada ciertas "penalizaciones" (adecuación del producto mediante alguna azotaina correctiva, sin más), algunos clientes montan en cólera y llegan a la destrucción total del objeto defectuoso (¿quién puede reprochar, en esas condiciones, que el cliente decepcionado lo considere "no recuperable" o de desecho y lo destruya?).


Corolario: Para no ser destruida, mantente intacta. Para mantenerte intacta, no forniques ni realices juegos peligrosos que puedan romper el precinto. Y, si no, ya sabes, atente a las consecuencias. (Es que algunas parecen que se lo están buscando, oye).

¿No os parece que debería adoptarse el Modelo EFQM para la calidad de las mujeres? Una norma ISO 9000 o algo así, que garantizara el producto?

¡Por la Calidad, hacia la Excelencia!

domingo, 12 de abril de 2009

No llores, que es peor

Absuelto un maltratador porque la víctima no concretó los detalles de la agresión sexual

A juicio del Alto Tribunal, los llantos y sollozos de la víctima impidieron que relatara con precisión en qué consistieron los abusos.

Es que nuestro Alto Tribunal es muy serio. No le gustan los llantos ni las histerias ni las tonterías. A ver si, con el rollito de los sollozos, se va a castigar a un pobre hombre.

¿En el sumario no constaban las anterioes agresiones, ni la orden de alejamiento, ni las heridas que tardaron más de 15 días en curar, ni el ingreso en una casa de acogida, ni...?

Dura lex, sed lex. Pero, digo yo, ¿dura para quién?

Aquí podéis ver la noticia.

domingo, 8 de marzo de 2009